Anime | Reseña: Kill La Kill

Argumento:

Esta historia se desarrolla en la Academia Honnouji, donde los estudiantes tienen unos uniformes que les dan diferentes poderes y habilidades. La presidenta del consejo estudiantil Satsuki Kiryūin impone las reglas por la fuerza, sin embargo, una estudiante de intercambio llamada Ryuko Matoi se interpone en su camino. Matoi, empuñando una espada con forma de tijera y vistiendo un uniforme escolar que está vivo, luchará por saber la verdad de quien es el asesino de su padre.

Ficha técnica:

Género: Acción, Comedia, Sobrenatural
Estudio: Trigger
Director: Hiroyuki Imaishi
Año: 2013~2014
Episodios: 24

Mi opinión:

Ya han pasado más de tres años desde que vi Tengen Toppa Gurren Lagann y aún la recuerdo como una de las series con las que más he disfrutado. No tenía una historia de lo más elaborada y rompía continuamente los esquemas de la lógica, pero de eso se trataba: algo simple, alocado y muy molón. Cuando los mismos chicos que sacaron adelante este proyecto se embarcaron en Kill La Kill me emocioné muchísimo y es que el primer tráiler que nos enseñaron hace ya casi un año tenía parte de esa esencia que desprendía TTGL.

Sin duda Kill La Kill empezó exhibiendo un gran potencial;  tenía personajes prometedores, una animación original, un mundo interesante, una banda sonora muy potente y portentosa y una tendencia a la exageración que era divertidísima, pero había un fallo, la historia era demasiado simple y el objetivo que tenía el anime no parecía dar para 26 episodios.

Durante los primeros capítulos no le presté mucha atención a este fallo, pues gracias a la diversión que transmitían todas sus escenas, a que la serie era una novedad y a que sus batallas eran increíblemente épicas y emocionantes, me lo pasaba genial, pero poco a poco empezó a hacerse más patente la falta de una historia y durante unos cuantos capítulos me sentí decepcionado; es cierto que me entretenía, pero me esperaba algo más y aún quedaba mucha serie por delante, por lo que era muy posible que me acabase aburriendo si seguía así. Sin embargo, cuando llegamos a la segunda mitad de esta aventura hubo un punto de inflexión que puso la serie otra vez al nivel de las expectativas y logró mantenerse así hasta el final.

Aunque al principio casi no había historia, con el paso de los capítulos empezó a formarse algo más que una simple venganza, y aunque nunca dejase de ser una historia simple, típica y predecible, tras su punto de inflexión consiguió servir de guía para lo verdaderamente importante: los personajes, la acción y todas las paridas que tantas carcajadas me ha sacado.

Esta serie no tiene los mejores personajes que se hayan creado y muchos de ellos pecan de ser genéricos, pero aun así me encantaron. Matoi, la protagonista, no es un personaje con demasiada profundidad y su desarrollo es bastante típico, pero consiguió emocionarme gracias a su gran vitalidad y a su fuerte carácter. Liderando a los antagonistas tenemos a Satsuki, cuya personalidad rebosa carisma a borbotones y desde un principio se ganó parte de mi apoyo. Sin embargo, estos dos personajes no podían ser nada sin todos los secundarios que siempre les estaban rodeando, como Mako y su familia, la élite de la academia Honnouji o la asociación Nudist Beach, que gracias a ellos me reí y me emocioné un montón.

A diferencia de otras muchas obras donde «mostrar carne» tiene el objetivo de atraer a cierto sector, el fanservice en Kill La Kill juega un papel muy importante en la historia y esta serie sin él no sería lo mismo; a ver, tampoco nos engañemos, es evidente que en parte se quiere atraer a más público mostrando carnaza, pero por el estilo del dibujo y por como muestran esas situaciones, se nota que más que excitar, lo que buscan es hacernos reír y tener tener cierta concordancia con la historia.

El estilo de dibujo que tiene Kill La Kill es otro de los distintivos de esta serie. Es un estilo muy poco ortodoxo que recuerda muchísimo a la animación de los años 90 y que en mi opinión no podía quedar mejor para un anime que desborda tanta locura y épica. Si bien se vieron bastantes defectos en la animación y algunas escenas dejaban mucho que desear, la verdad es que el dibujo y la animación formaron una combinación de la cual estoy contentísimo.

En conclusión, creo que Kill la Kill funciona como un buen reloj: aunque su exterior sea bonito, ninguno de sus engranajes valen mucho por sí mismo, y si faltase alguno la obra no funcionaría, pero cuando tenemos a todos los elementos en movimiento, esta producción logra brillar, sorprender y maravillar. Es cierto que tuvo algunos episodios un tanto flojos, pero estoy seguro de que siempre que recuerde a Kill La Kill pondré una gran sonrisa, pues acabó siendo exactamente lo que quería: algo simple, alocado y muy molón.

Por todo lo expuesto anteriormente:

Nota Final: 8,5