Argumento:
Sanshiro es un muchacho de pueblo que se muda a la cosmopolita Universidad de Tokio para estudiar Literatura. Durante el año que permanece en la ciudad se verá obligado a confraternizar con los esnobs tokiotas, además de con temibles muchachas occidentalizadas, afamados escritores, abnegados científicos y, sobre todo, con su mejor amigo, Yojiro, un adorable granuja, una auténtica comadreja que constantemente meterá a su tímido colega en líos. Por si fuera poco, Sanshiro acabará enamorándose locamente de una muchacha con ínfulas artísticas, y esa será su perdición.
Ficha técnica:
Género: Sátira, Crítica social, Romance
Autor: Natsume Soseki
Año: 1908
Páginas: 340
Mi opinión:
Hacía varios meses que no leía nada de Natsume Soseki y tenía unas ganas tremendas de poder viajar al japón de hace 100 años, reírme con la sátira, disfrutar de la crítica social y de conocer personajes tan humanos como memorables, vamos, que quería reencontrarme con sus escritos. Como desconozco gran parte de la obra de este autor, elegí un libro al azar y esta vez le tocó el turno a Sanshiro, obra de la que os vengo a hablar hoy.
La historia me ha gustado mucho, aunque no tanto como los otros dos libros que he leído de este autor (Soy un gato y Botchan), más por gustos propios que por la calidad de la obra. Yo me esperaba mucha sátira y mucha crítica, y aunque encontré esos dos elementos, no fue en la cantidad deseada, ya que un genero al que no estoy acostumbrado con este autor ganó demasiado protagonismo y por consiguiente mermó la aparición de dichos elementos, y ese genero es el romance, rociado con un poco de drama.
No voy a decir que ese género no me guste, además, para ser un romance escrito hace cien años, Soseki logra escribir de una forma tremendamente fresca y actual, pero al no ser lo que buscaba me quedé un poco decepcionado con dicho tema.
Lo que más disfruté de la novela sin duda alguna fue de la crítica social, me encantó todo el reproche del autor a la occidentalización japonesa que sufría el Japón hace cien años, y para eso recurrió a un personaje muy particular, como suelen ser los protagonistas de Soseki, aunque para esta ocasión no escogió a un intelectual Tokiota, sino a un pueblerino que a través de sus ojos nos describe con cierto chasqueo la decadencia de la tradición japonesa. Dicho sujeto es Sanshiro, que gracias a sus defectos se le coge cariño muy rápidamente. Pero si hay un personaje especial en este libro ese es sin duda Mineko, el amor Sanshiro; es una joven muy inteligente, con un enorme encanto y que representa a la mujer independiente con la que me deleité un montón.
Quizás, lo que más me desilusionó es el poco humor, o más que humor diría «chispa», que tiene la obra, porque es cierto que me ha «sacado» una sonrisa en ciertas ocasiones, pero en ningún momento me produjo una carcajada o alguna risotada como me tiene acostumbrado el autor. También como «queja» quería decir que el final tampoco me convenció, dejándome un poco frío.
En conclusión, es una obra que me hizo disfrutar pero que no me ha llenado tanto como esperaba, lo más remarcable sin duda es la crítica social y la frescura del escritor, y es que en ningún momento parece que esas palabras fueran publicadas hace cien años, pero la poca presencia del humor y la gran cantidad de romance me «decepcionaron» un poco. Aún así es una lectura recomendable y es que el estilo de este autor es una auténtica delicia.
Por todo lo expuesto anteriormente:
Nota Final: 7
El refugio de los incomprendidos 
Buena reseña. Eso sí, no esperes más «humor» sosekiano, o con tanta abundancia, en obras posteriores a «Soy un gato» o «Botchan», porque el autor se centra más en las relaciones interpersonales (el clásico triángulo amoroso, por poner un ejemplo), el estudio de la psique humana y una crítica a la sociedad japonesa de su tiempo. Eso sí, son novelas que nunca decepcionan. A lo mejor hay alguna que puede ser menos llevadera que otra (eso me pasó, por ejemplo, con «Las hierbas del camino»), pero en general son geniales obras literarias.
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Gracias por tu opinión 🙂
Ya vi que en otras novelas no hay tanto humor, como en Kokoro, que la estoy leyendo ahora mismo, pero al ir mentalizado con lo que me voy a encontrar las disfruto bastante más que con Sanshiro. Aún así guardo un grato recuerdo a esta obra y a su protagonista, espero que en un futuro tenga tiempo de leerla otra vez, que supongo que me gustará más.
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